Este término se utiliza como sustantivo para referirse a un lujo, ostentación, opulencia, abundancia, riqueza, pompa o fasto. También se utiliza como adjetivo para hacer referencia a una persona o acontecimiento feliz, festiva, alegre o afortunada.
Sus raíces etimológicas están en el latín fastus, que significa ‘lujo o boato’, influido por el latón medieval faustus que significa ‘felicidad’; de ahí sus dos acepciones.
En literatura, Fausto es el título de una tragedia sobre la pasión por la vida, escrita por Goethe. Es el símbolo de afán por el conocimiento y el poder, en el que un ser superior aspira al conocimiento intuitivo de la naturaleza, dejando de lado los libros. Para ello hace un pacto con el diablo, que ofrece una alternativa para cumplir sus aspiraciones y descifrar el Universo, pero no rechaza a Dios, busca caminos hasta él. Su Dios son la naturaleza y la vida, con los caminos que llevan hasta él.
Como vemos además de ser el título de una obra importante de la literatura Universal, es una palabra que podemos utilizar en nuestros escritos o diálogos, ya que posee una gran fuerza y significados que se pueden aplicar en diferentes contextos.
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