«Un café a las seis» de Pilar Muñoz
Nº de páginas: 183
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Reseña de Sany Garcés
“Tomo conciencia de la realidad y vuelvo al presente. Soy Raquel. Cuarenta y dos años. Profesora de primaria. Madre de dos hijos. Autosuficiente, inteligente y capaz. Frustrada y con los sueños truncados, sí, también.
[…] la satisfacción sentida a nivel personal no depende de los logros conseguidos ni del cariz de los mismos, sino del hecho de que estos se adecúen a lo que siempre quisimos, a lo que siempre aspiramos, fuera lo que fuese”.
Tal vez sea verdad que hay sueños hechos para ser eternos, porque se desintegran o se desvanecen en el mismo instante en que se materializan, como si estuvieran malditos”.
Un café a las seis es una historia íntima, que no deja impasible, que conmueve y remueve. Que invita a reflexión porque todos tenemos temas inconclusos que tratamos de eludir o que simplemente no han encontrado la vía para salir a la luz, todavía. Esta novela me reafirma una vez más en la creencia de que es preferible intentarlo a vivir con el eterno “que hubiese pasado si”.
Comienza con una cita ineludible con el pasado. Una reunión a la que la protagonista no quiere ir pero a la que se ve arrastrada no solo por una amiga, sino por la necesidad imperiosa que siente de dar por fin, respuestas a todas esas preguntas que llevan toda la vida persiguiéndola. Necesita acallar una voz interior llena de dudas, de posibilidades y oportunidades desechadas. Todos esos “y si…” que cada vez la acosan y arrinconan más. Contada de forma muy directa, algunas veces tanto que duele y desgarra. Con una voz profunda pero diáfana.
Raquel es una mujer como tantas de su generación. Con una juventud llena de sueños e ilusiones y metas por alcanzar pero que por un motivo u otro, los aparca para centrarse en “lo que de verdad importa”, que no es otra cosa que lo que se espera de una mujer. Que se case, tenga hijos y forme una familia. Lo demás, como la realización personal, como no es importante, puede esperar. Porque hay que interponer el bienestar familiar al propio.
Pero hay deseos, ilusiones y esperanzas que nunca mueren. Da igual los años que pasen o lo mucho que nos empeñemos en enterrarlas en lo más profundo de nuestro corazón, siguen estando ahí a la espera de que algo las despierte, las reviva. El pasado si no está solucionado, siempre termina regresando y encontrando la forma de hacerse sitio en nuestro presente. Forma parte de la vida y de las cosas que se escapan a nuestro control.
No creo que sea una novela feminista aunque sí es en especial para las mujeres por todo lo que trata y porque le será más fácil empatizar con la trama a un público femenino. Raquel está reivindicando su derecho a la felicidad como persona, a empezar de nuevo y a vivir todo lo que se ha negado hasta ahora.
Cada vez son más las novelas que reflejan el descontento de la mujer actual con la vida que lleva o ha llevado. Hemos pasado de aceptar el papel que se nos había adjudicado en la sociedad a cuestionarlo y plantear otras opciones y estilos de vida muy diferentes pero válidos. Tengo claro que algo está pasando, algo se está moviendo y aunque no veo a donde llegaremos, sí creo que vamos por buen camino. Nos queda mucho por hacer y avanzar pero historias como estas en las que se expresen estos sentimientos abiertamente, en las que se cuestionan estilos de vidas y formas de pensar que dejan a la mujer en último plano, merecen mucho la pena leerlas y difundirlas.
VALORACIÓN: 5/5
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