Por Anselmo Matilla Santos
Hay libros interesantes, libros universales y libros, a la vez, interesantes y universales. Uno de estos últimos es la Sagrada Escritura. Aunque, si somos precisos la Biblia no es un libro, sino una verdadera biblioteca, un depósito de 72 libros (48 en el Antiguo Testamento y 24 en el Nuevo). No en vano «biblia» es el plural neutro del griego biblion, y significa ‘los libros’.
Desde un punto de vista teológico la Sagrada Escritura es Palabra de Dios: en ella aparece condensada toda la historia de la salvación de Dios a la humanidad. Pero si eso es desde un punto de vista creyente, no es menos importante una realidad que la empapa hasta los tuétanos: la Biblia es, posiblemente, una de las mejores obras de la literatura universal. En sus páginas encontramos todo tipo de géneros literarios: mitología, historiografía y crónicas, profetismo, apocalíptica, textos legales, reflexiones filosóficas y sapienciales… Es un verdadero universo literario. Además este compendio de libros tan emblemático se puede leer de dos maneras: de principio a fin, o haciendo una selección de obras, centrándose el lector en lo que más interesante le parezca.
Finalmente, es cierto que la Sagrada Escritura se puede leer desde un punto de vista solamente teológico o solamente literario. Pero igual que en su descripción van íntimamente unidas las cualidades de «universal» e «interesante», del mismo modo la Biblia solo puede revelarnos la Verdad inscrita en sus páginas si la leemos conjugando nuestra dimensión creyente con aquella que hace de nosotros ávidos lectores, pues no se puede leer con justicia la Palabra de Dios si olvidamos que es un libro para creyentes, como tampoco se puede acceder a ella si no se tiene en cuenta que es una obra surgida en un contexto literario muy concreto y específico. ¡Investiga un poco sobre la Biblia y… no tengas miedo de leerla! ¡Seguro que te ayuda!
Anselmo Matilla Santos
Sacerdote
Autor de Atrévete a pensar. Manual de Historia de la FIlosofía
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