Por Rosalía de Santos
Julia Domna es el personaje principal, y que da nombre, a la bilogía de Santiago Posteguillo y con la que consiguió el Premio Planeta en 2018 con Yo, Julia. En este primer encuentro nos presenta a la emperatriz romana que animó a su marido a una guerra civil y mantuvo un linaje con sus hijos.
Con este libro, el autor se mantiene dentro de su estilo narrativo caracterizado por la forma de narrar los conflictos bélicos de la época de un periodo histórico determinado: las antiguas civilizaciones de Grecia y Roma. Pero a su vez deja de lado a los hombres que han escrito la historia para acercarse a las mujeres que les acompañaban, siempre en la sombra. Además, en esta ocasión, quizá por el carácter del premio, se trata de una narración bastante más amena y con un trasfondo familiar y más humano que el mero hecho de narrar las hazañas de los personajes militares.
Julia es una de las pocas mujeres que llegó a ser emperatriz de Roma y madre de las legiones de uno de los imperios más grandes de la Historia. Ella es consciente del papel que juega dentro de su pareja, su familia —pese a pertenecer a la familia real siria— y sobre todo dentro del imperio. Época difícil para una mujer en una sociedad machista donde no se esperaba más de ella que mantuviera su casa y cuidara de sus hijos. Julia ve más allá de lo evidente, es capaz de ver donde los demás ni siquiera llegan a entender la situación, colocando a su marido Severo en posiciones delicadas delante de sus consejeros y militares más importantes y apoyando en la sombra las decisiones que consiguieron que el imperio romano se extendiera.
Con la continuación de la historia en Y Julia retó a los dioses se perpetúa la idea de linaje empezado por la emperatriz, aunque ello conlleve dar la razón a sus detractores e incluso le aleje de su familia más cercana. Pero su ambición se vuelve en contra al intentar ser fuerte, y convierte a su hijo mayor —el heredero— en un monstruo que, junto con el enfrentamiento con su propio hermano por celos, acabará destruyendo lo que tanto ha deseado.
En un mundo de luchas, traiciones y asesinatos, Julia tiene un fin más cercano a la actualidad que a su época. Una enfermedad sin tratamiento, pese a contar con el mejor médico a su disposición, es capaz de alejarla de su lucha después de superar los desafíos que los dioses romanos ponen en su camino con tal de que una extranjera no se haga con el poder del imperio.
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