Entrevista a Francesc Blanco

Proyecto XI es una novela distinta, enrevesada, trepidante, con muchos frentes abiertos… ¿De dónde surgió la idea?

Quería hablar de las personas que sienten devoción por los libros, que se dejan llevar por el autor hasta el interior de las novelas. Yo mismo he estado en Macondo, navegando por el mar Egeo o en la ópera de San Petersburgo… de la mano de García Márquez, Homero o Tolstoi, desde luego. Así nació Bastian, un muchacho con extrañas facultades relacionadas con los libros: es, por ejemplo, capaz de predecir el futuro utilizándolos. De su mano llegó el resto.

Podríamos decir que es una novela para un público muy variado, de distintas edades.

Proyecto XI es una novela difícil de encasillar. Admite, además, varios niveles de lectura. Puede resultar interesante para quienes, sencillamente, pretendan pasar un buen rato con una novela de misterio. Pero también para aquellos que buscan algo más, como reflexionar sobre el papel que juegan los libros en nuestra vida o algunos aspectos de la sociedad que nos rodea.

Algo que marca la trayectoria de toda la novela es la Literatura. ¿Tienen esos libros algún aspecto especial para ti? Digo aparte de Cien años de soledad. Jajaja

Efectivamente buena parte de los personajes son lectores empedernidos, y las pistas que deben seguir están relacionadas con libros concretos, como “Alicia en el país de las maravillas”, “Cien años de soledad” o “Los miserables” entre otros. Forman parte de mis referencias personales. Además esos textos cuentan con anécdotas muy entretenidas que me apetecía contar: los personajes las van descubriendo durante su periplo.

¿Qué personaje tiene más de ti?

Sin duda Bastian. Bastian soy yo. Bastian somos todas las personas para las que un mundo sin libros sería un mundo distinto, un mundo distante, un mundo sin duda peor.

¿Te resulta complicado compatibilizar el trabajo, familia y la escritura?

Mucho. A veces te sientes como un equilibrista que ha lanzado demasiadas bolas al mismo tiempo. Pero no por ello deja de ser apasionante.

¿Qué ha supuesto para ti publicar tu primera novela?

Es una sensación muy especial. El proceso creativo ha sido fascinante. Y también la fase siguiente, cuando el libro abandona tus manos y entra en casa de los lectores, viaja con ellos en transporte público o duerme sobre su mesa de noche. Me ha escrito gente que no conozco desde lugares en los que no he estado, como México o Uruguay. Nunca pensé que un texto escrito en la soledad de mi estudio pudiera interesar a desconocidos.

Yo con lo único que no estoy muy conforme es con la portada. Sí que en un breve espacio cuenta todo lo que podemos leer en la novela, en este aspecto sí que me parece bien dado que pocas portadas lo reflejan, pero no la veo atractiva para una compra impulsiva. Todos sabemos que muchos lectores se dejan influir mucho por la portada. ¿Qué opinas tú?

No me manejo bien con el diseño, así que mi opinión no es demasiado valida en este sentido. Si por mí fuera los libros se publicarían sin portada y sin que figurara el nombre del autor. Imagínate que sorpresas nos darían entonces las listas de ventas.

¿Fue muy duro este proceso? Me refiero a que si pasó mucho tiempo entre que la terminaste y te la admitieron en alguna editorial.

Los tiempos son largos en el mundo editorial. Roberto Bolaño afirmaba que la paciencia es una cualidad indispensable para cualquier autor.

Y el proceso de corrección ¿Lo hiciste tú, lo pasaste…?

Me he ocupado de todo el proceso, soy muy celoso al respecto.

¿Eres de los que hace un planning o escribes según te va viniendo?

Planning. Sin duda. Y trabajo, trabajo y más trabajo. No conozco otro sistema.

¿Alguna manía?

Tantas que para enumerarlas necesitaríamos una entrevista temática. Siempre escribo usando los mismos lápices o bolígrafos, por ejemplo, y tan solo los sustituyo cuando se terminan. O en la novela no existe el capítulo XIII, sino el XII + I.

Si me lo permites contaré una anécdota. Cuando viajo suelo enviarme postales a mí mismo. Me encanta, al llegar a casa, abrir el buzón y encontrarlas. Luego las cuelgo en un tablero de corcho, donde conforman mi mapamundi particular. Durante la escritura de Proyecto XI sufrí un bloqueo. Necesitaba un lugar donde ubicar un enigmático acontecimiento fundamental en la novela. El nombre del sitio debía evocar misterio y magia, era la única condición indispensable. Me devané los sesos durante días sin resultado, hasta que se me ocurrió recurrir a las postales. Me instalé delante del tablero y bastó un simple vistazo para comprender que allí estaba la solución a mi problema: una de ellas reclamó mi atención desde el primer momento: Finlandia… Por eso en Proyecto XI, todo comenzó en Finlandia.

Rocío: Aunque en España no se puede vivir de ser escritor, excepto algún privilegiado, ¿compensa? ¿Qué opinas al este aspecto? En otros países ser escritor es un modo de vida.

Sin duda compensa. Al menos a mí. En mi caso escribir no es tanto una actividad como un estado de ánimo, así que no tengo elección.

¿Y del panorama literario en general?

Soy un recién llegado, Proyecto XI es mi primera novela. Además la ha publicado Suma de letras. Por ello me siento un privilegiado. Intento no hacerme planteamientos generales sobre un panorama tan amplio. Sencillamente me fascina escribir, y lo hago sin darle más vueltas al resto.

¿Cómo pregunta obligada que tendrá en mente todo lector tendrá alguna continuación?

Sí, Proyecto XI termina, pero deja algunas puertas abiertas. No pretendo crear una saga, me aburriría hacerlo y me temo que acabaría aburriendo a los lectores. Sencillamente no me cabía en una sola novela todo lo que quería contar.

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