Por Celia Llamas Lozano
El guardián invisible es la primera entrega de la trilogía de El valle del Baztán. Narra la historia de la inspectora Amaia Salazar que se ve envuelta en una serie de asesinatos que se suceden en extrañas circunstancias en su pueblo natal, Elizondo.
La protagonista se verá obligada a lidiar, no solo con un criminal en serie, sino también con su oscuro pasado que aflora al regresar a Elizondo y que aparece reflejado como una serie de flashbacks que nos acercan a la infancia de la inspectora. Sus hermanas, residentes del mismo pueblo, tendrán un importante papel en la sucesión de estos hechos. Siendo un pilar o una fuerte oposición para la inspectora Salazar.
Al dirigir la investigación recae sobre ella la responsabilidad de atrapar, cuanto antes, a un asesino obstinado en dejar a las orillas del río un escalofriante reguero de cuerpos, dispuestos de forma estricta y meticulosa, provocando numerosas especulaciones que entorpecen el caso.
Aunque pudiese parecer la típica novela policiaca, la autora consigue añadir un elemento sobrenatural al entremezclar, de forma bastante lograda, los distintos mitos que alberga la cultura vasco-navarra dentro de la historia. Incluyendo estos elementos esotéricos, que se establecen como una pequeña pausa en el hilo argumental, consigue mantenerte enganchado tanto a la investigación como al desarrollo de las distintas leyendas que se plantean.
Además, cabe destacar la humanidad con la que se trata la historia, donde se entremezclan el estrés y la enorme carga que supone la dirección de un caso importante, con las propias preocupaciones personales de Amaia.
Como inconveniente de la novela, a título personal, es posible que se presente de forma muy atropellada al personal de comisaría y eso te obligue a retroceder unas cuántas páginas para volver a recordar el papel de alguno de los personajes secundarios, si bien, quedan perfectamente definidos los protagonistas.
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