Este término tan bello en su sonoridad, se utiliza para hablar de un descubrimiento o un hallazgo afortunado, que se produce accidentalmente y es tan inesperado como valioso, ya que no se está buscando.
También hace referencia a la a la habilidad que tiene alguna persona para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante, con independencia de que esté relacionado o no con lo que estaba buscando en un primer momento. Por ejemplo, esos hallazgos o serendipias son algo habitual en la literatura, porque durante el transcurso de una historia aparece algo inesperado que es una maravilla y en ocasiones el quid principal de una cuestión futura. Ocurren también estos hallazgos en la ciencia, que no deja de sorprender constantemente al mundo con sus serendipias.
Su etimología es una derivación del extranjerismo inglés serendipity, término acuñado por Horace Walpole en 1754 por el cuento persa Los tres príncipes de Serendip, en el cual los hechos ocurren en la isla Serendip, antiguo nombre persa de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka.
Aunque su uso no es muy extendido se sigue utilizando, llegando a aparecer en películas y obras literarias a menudo. Coloquialmente se utiliza una palabra que es parecida en su significado, aunque el alcance del hallazgo es de menor intensidad, la conocida: Chiripa
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