Del latín paradoxa `lo contrario a la opinión común´. Hemos elegido este término porque es época de paradojas, en las que los debates políticos y sociales se centran en llevar la contraria para destacar. Aunque llega un momento que ya no se sabe que es lo contrario y la paradoja cobra todavía más sentido.
La paradoja invita a reflexionar y analizar las ideas que se nos presentan, para deducir nuestra verdadera opinión lo que favorece la destreza intelectual, porque pensar es cultivar la mente. Los filósofos suelen basar parte de sus teorías en paradojas, porque en un momento concreto llegan a una conclusión diferente a la opinión pública.
En la retórica literaria, la paradoja es una figura de pensamiento que utiliza ideas, expresiones o conceptos de los que subyace una contradicción. Enriquece la idea o concepto porque se encarga de mostrar una dimensión diferente .
Neruda usaba mucho la paradoja:
Yo te amo para comenzar a amarte,
para recomenzar el infinito,
y para no dejar de amarte nunca:
por eso no te amo todavía.
(Pablo Neruda)
Vemos como la paradoja va más allá, haciendo uso de una contradicción lógica desafía a la mente y nos hace reflexionar sobre lo que hay detrás. Estimula el pensamiento a un nivel más profundo que una simple frase.
Nos gustan las paradojas porque enriquecen nuestro lenguaje y nos ayudan a crear textos únicos y diferentes.
Revista Galeradas
Dejar una contestacion