Este adjetivo aunque seguramente nos suena a muchos cada vez se utiliza menos, quizás por el miedo de conocer bien su significado. Algo inefable no se puede explicar con palabras, por lo tanto es sinónimo de inexplicable o indescriptible; algo que no puede ser dicho. Aunque a veces se utiliza incorrectamente como sinónimo de un conjunto de características, porque aparece un uso del lenguaje más «culto», pero la realidad es que queda rimbombante y fuera de lugar.
Suele vincularse a sustantivos que presentan ciertas cualidades excesivas, demasiado difusas o sutiles y para las que no encontramos otros adjetivos que se ajusten a sus características.
En literatura hay numerosas aplicaciones de esta palabra, sobre todo por parte de la crítica literaria cuando los autores que tratan reúnen muchas cualidades a la vez en sus escritos o van más allá de los escritores de su tiempo. Por ejemplo la literatura mística de los Siglos de Oro es caracterizada en ocasiones como inefable, pero también lo es el estilo de Unamuno. Podemos pensar que quizás habría otro adjetivo mejor, pero si dudamos entre varios y no podemos explicarlo con palabras, siempre podemos recurrir a «inefable», para que esta palabra no caiga en el olvido, ya que es una de las más bonitas de nuestra lengua.
Redacción Revista Galeradas
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