El autor nos vuelve a presentar una obra ambientada en la época romana. En esta ocasión nos traslada a la frontera germánica del Imperio. Aulio Manilo, el protagonista, es un frumetarius: soldados romanos que trabajaban al servicio del espionaje interno del prefecto pretorio del emperador. Por el carácter de su trabajo, se trataba de hombres de mediana edad, solteros y con una vida itinerante. Aulio comienza tratando de volver a Roma para asentarse y encontrar tranquilidad en los últimos años de su vida. Allí sueña con encontrar una casa y poder descansar de un trabajo tan ajetreado, pero recibe una misiva por la que le requiere en el castrum de la frontera del río Rin, donde se están cometiendo diferentes asesinatos.
Llega así a un campamento militar donde todo el mundo sospecha de él y él sospecha de todos, incluso de las personas en las que tiene que confiar y le han de ayudar. Acompañado de sus criados, con la ayuda que le ofrece Vibio y el médico del campamento, se adentra en un mundo de asesinatos que no se sabe si son por religión, viejas redecillas o por mera envidia.
Una vez más, Sánchez Valderrama nos ofrece su gran conocimiento de la época romana, donde maneja con soltura términos de estrategia militar, así como terminología médica y la complejidad de las relaciones personales. Se basa de una narración ágil y amena que, con la intriga de los sucesos que narra, hace que sus más de 400 páginas se pasen en un suspiro.
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