Por Adolfo Marchena
La Generación X o Peter Pan –también llamada Generación Kronen- está formada por hombres y mujeres nacidos entre 1965 y 1981. Muchos de ellos alcanzaron con su juventud el final de la Movida Madrileña. Aunque fuera el underground madrileño –anterior a la movida- quien rescató la jerga gitana y carcelaria, Francisco Umbral la popularizó, escribiendo en 1983 el Diccionario Cheli. Umbral lo describiría como “argot generacional”, con términos tales como bulo, canguelo, garito, menda o privar. La X es esa generación que sobrevivió a la fiebre consumista de los años 80, que vio nacer internet y caer la burbuja.com de los 90. Fueron la generación del grunge de Kurt Cobain y la Movida Madrileña. El nombre fue popularizado por el escritor canadiense Douglas Coupland, con su novela Generation X: Tales for an Accelerated Culture.
El considerado padre de la Generación X española, corriente que se aproxima mucho al realismo sucio, es José Ángel Mañas quien, al respecto, opina: “Yo no hice nada, la Generación X española surgió por la aceptación social que tuvo Historias del Kronen.” Dicha novela quedó finalista del Premio Nadal de 1994 y se convirtió en el icono de toda una generación, trastocando el panorama de la novela española, con la llegada de una nueva forma de narrar y de ver la realidad. En la novela el autor emplea palabras como chocolate (costo), tripi, o farlopa, así como expresiones malsonantes o disfemismos, común en esa jerga heredada por los jóvenes. Llevada al cine por Montxo Armendáriz, la novela nos cuenta la historia de Carlos, un joven estudiante que vive de noche buscando transgredir los límites. El cóctel sexo, alcohol y drogas y los excesos le precipitarán hacia la destrucción. Mañas completa la tetralogía de Kronen con Mensaka (1995), Ciudad rayada (1998) y Sonko9: Autorretrato con negro de fondo (1999). Ray Lóriga, guionista y director de cine, además de escritor, se dio a conocer con Héroes (1993), si bien, anteriormente, había publicado Lo peor de todo (1992). Desde su primera novela ha sido identificado como representante del realismo sucio, explotando la fórmula underground, que tiene ecos de rock y beat. Cuando se le vincula con la Generación X responde: “Los sellos no te los pones tú, se van cayendo solos o no se van nunca. Yo no hice nada para pegármelos: fueron los autores de las reseñas, las crónicas y las notas de prensa.” Héroes es la historia de un joven que se encierra en su habitación para vivir fuera de un mundo sin alicientes y dentro de las canciones. Escrita con una prosa desnuda, aforística y con un lenguaje cinematográfico, por sus páginas se suceden Bod Dylan, David Bowie, Mick Jagger; las carreteras. En el año 2017 Loriga recibió el Premio Alfagura por la novela Rendición.
Toda generación tiene sus exponentes y esta lo conforma el triunvirato Mañas, Lóriga y Lucía Etxebarría. Percibo –sin ánimo de desatar polémicas- cierto rechazo por parte de los dos autores mencionaos a formar parte de la Generación X. Lo mismo sucede cuando leemos, en una entrevista de Ángel L. Fernández Recuero, con la respuesta de Lucía: “Cuando yo escribí mi primer libro no los conocía a ninguno. Luego empecé a conocer gente porque Lengua de Trapo sacó un libro que reunió a esta gente. No queda nadie…Quedan en activo Luís García Martín, Lola Beccaria, Marta Sanz. Establecí mucha amistad con algunos, con otros no tenía nada que ver. Pero no éramos un grupo literario. No teníamos ninguna referencia común.” Lucía Etxebarría se dio a conocer con Amor, curiosidades, prozac y dudas (1997). Con una literatura a medio camino entre la sociología y la escritura cinematográfica, la autora aborda diferentes aspectos como la maternidad o la represión e invisibilización de las mujeres a lo largo de los siglos. En el año 1998 Lucía publicaría su segunda novela, Beatriz y los cuerpos celestes. Con Un milagro en equilibrio obtuvo en el 2004 el Premio Planeta.
Es cierto que estos son los escritores más representativos, pero hubo muchos más y cabe citar, entre otros: Juan Bonilla, Ismael Grasa, Benjamín Prado, Marta Sanz, Caimán Montalbán, José Machado, Pedro Maestre, Daniel Múgica o Care Santos. En el aspecto literario desmitificaron tanto la tarea de escribir como los temas literarios y el estilo. Y también favorecieron la lectura entre los más jóvenes. Tal vez lo novedoso en su forma de escribir supuso la fuerte incorporación de otros medios culturales, como los audiovisuales y la música rock. Creando, con ello, una suerte de realismo punk y urbano. Sobre la Generación X se ha dicho, también, que buscaron sin temor su sitio así como nuevas formas de expresión. Crecieron con la Bola de Cristal y el paso de la televisión en blanco y negro a color. Fue una generación que le tocó vivir la irrupción del CD y el PC de escritorio y fue la que también tuvo que despedir para siempre a las cintas en casetes y los vídeos.
Otra novela que tuvo su repercusión fue De Madrid al cielo, 1994 (Premio Tigre Juan), de Ismael Grasa. Su protagonista, Cayetano Zenón, excantante y guitarrista callejero primero, tratante de muebles y libros usados después, nos narra en primera persona los avatares de su vida en unos días de otoño de 1993. Al siguiente año publicó La esforzada disciplina del aristócrata y en el 2017 La hazaña secreta. En entrevista de Paula Corroto, Ismael Grasa dice: “Yo creo que en los escritores más emergentes hay mucho de la Generación X, sobre todo en la asimilación del lenguaje”, y menciona a Cristina Grande, autora de Naturaleza infiel.
Tal vez no alcancemos a distinguir o apreciar todo lo que conllevó y aportó dicha generación. Que, temporalmente, estemos todavía muy cerca de todo cuanto sucedió y eso no nos permita distinguir la realidad. Para apreciar y valorar los hechos y los acontecimientos es necesario que transcurra el tiempo. O nos equivocaremos poniendo etiquetas antes de que los posos se asienten. Cada generación posee sus rasgos identificativos. Hoy, lo visual está por todas partes, no solamente en la pantalla, también en internet. Y es preciso tener en cuenta el hecho de que la Generación X fue testigo de grandes cambios: primero sociales y después tecnológicos. Seguramente, demasiado deprisa. De ahí, esa nostalgia o melancolía que muchos integrantes de dicha generación padecen. Y, como un retorno, el auge de la estética vintage se ha visto acrecentado desde la década de 2000. Una manifestación, opinan, de la cultura posmoderna.
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