Policía con una amplia carrera como escritor, Esteban Navarro maneja la novela policíaca como nadie. Su último libro, Penumbra, devuelve la ilusión por el género.
Acabas de publicar Penumbra, ¿de qué trata esta nueva novela?
Es una historia que va sobre el miedo al miedo, y contrasta con el miedo que no pueden ni deben tener ciertas profesiones. Me baso en un hecho real que conocí hace muchos años, cuando un policía tenía miedo a trabajar de seguridad en un edificio y no podía manifestar ese miedo por la burla de sus compañeros y por la incomprensión hacia que un agente tuviese miedo a lo sobrenatural. A partir de ahí invento una historia donde la Policía Nacional crea un departamento para tratar este tipo de asuntos. Pero como siempre, nada es lo que parece.
¿Cómo es el ritmo de esta historia? ¿y sus principales ingredientes?
El ritmo es pausado, ya que hay que presentar a los personajes y conocer bien los engranajes y entresijos que envuelven a la trama. Su ingrediente principal es el factor sorpresa, ya que no creo que sea sencillo averiguar qué está sucediendo en el Seminario de Jaca. Hay un factor de mescolanza entre lo sobrenatural y una investigación policial real.
¿Qué diferencia a tus libros de otras novelas policíacas?
Bueno, esa pregunta la deberían responder los lectores. Pero es cierto que huyo de estereotipos donde el jefe de la comisaría es el que más sabe, cuando hay miles de policías de escalas inferiores que son los que hacen el trabajo. En la gran mayoría de mis novelas el protagonista es un policía mondo y lirondo, como suele suceder en la realidad. Y luego me inspiro en hechos reales, o que pudieran ser reales, pero contados a mi manera.
En alguna ocasión te has definido como un escritor atrapado en el cuerpo de un policía. ¿Es duro el camino hasta llegar a ser un escritor reconocido?
Lo es porque yo no soy un escritor reconocido a pesar de tener quince novelas publicadas, once de ellas en papel. Pienso que lo de ser escritor es una suerte de encuentros y desencuentros, de suertes y desgracias, de empeño y coraje, y, sobre todo, de aprovechar el momento. Escribir es una tarea sencilla, y todo el mundo lleva un escritor dentro. El problema, el verdadero problema, es publicar.
¿Podemos decir que tus libros son el reflejo de nuestra sociedad?
Siempre. Es lo que tiene la novela negra, que es crítica con la sociedad. Si viviéramos en una sociedad feliz, entonces no escribiríamos novela negra.
¿Cuál ha sido tu momento más especial como escritor? ¿Y como policía?
Cada vez que soy más escritor, soy menos policía. Lamentablemente me he dado cuenta, por una serie de sucesos muy desagradables, que conjugar las dos actividades es harto complicado, por no decir imposible.
¿Quiénes son tus referentes en el mundo literario?
Simenon y Ellery Queen. No sé por qué cuándo era pequeño en la biblioteca de mi casa había muchos ejemplares de estos dos autores, y con ellos comencé.
¿Qué te han aportado las redes sociales en tu carrera de escritor?
Al principio, mucho. Después no tanto. Es una forma de expresión y comunicación con la que se puede llegar a mucha gente. Pero pienso que actualmente existe un punto de saturación y sobrecarga que hace que muchos escritores nos hayamos convertido en voceros anunciando a troche y moche nuestras obras.
¿Tienes algún nuevo proyecto en mente?
Siempre.
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