ENSUEÑO ETERNO, DE ROCÍO G. SOLDEVILLA
Rimas de amor y desamor.
El universo onírico de Rocío es también infinito. Llega el negro insomnio, se rompe el espacio tiempo y aparece todo el sentir que una poeta es capaz de rimar. Entonces, la noche se convierte en deseo compartido y los versos van naciendo del cálamo imperfecto. Versos rotundos que se atreven con todo lo que puede pasar por la mente inquieta de esta poeta generosa, al cabo de momentos plenos que llegan cuando el sol se oculta.
Este poemario extenso contiene toda la sal de poetas predecesores, sin olvidar la rima olvidada. Versos son engarzados suavemente, como la joya en manos del orfebre, sin estridencias, muy lejos de los versos chirriantes que algunos pretenden que sean poesía cuando no son nada.
Porque Rocío es la poeta de siempre que el género más difícil necesita para seguir siendo el más sutil de todos. Versos que lees sin darte cuenta, poemas que desfilan ante ti mostrando toda la vida que supieron insuflarles.
Amor y desamor, sentimientos que no han cambiado por más generaciones que se sucedan. Es por ello que este poemario contiene a Bécquer, Rosalía, Salinas, Machado… poetas que supieron mantenerse al margen de tendencias, de modas que acaban con todo y de la cursilería predominante.
Rocío ha seguido el camino correcto de la poesía sentimental y ha sabido escapar de corrientes como el Realismo Sucio, que absorbe a ociosos que se creen poetas.
En Ensueño eterno la poesía es canción, como lo fuera en las Rimas o en Campos de Castilla. El contenido amoroso sustenta unos versos de ahora que podrían haber sido escritos siglos ha sin perder el menor sentido. Porque la poesía de verdad renace cada vez que poetas como Rocío comparten la valentía de reír, llorar y olvidar con un lector.
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