DE LA PÁGINA A LA PANTALLA: ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO

DE LA PÁGINA A LA PANTALLA: ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO

Por Adolfo Marchena

DE LA PÁGINA A LA PANTALLA: ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCOEn 1959 Ken Kesey se encontraba estudiando periodismo en Oregón. El joven y curioso aspirante a periodista se ofreció como voluntario para experimentar con drogas psicodélicas (LSD, peyote) que los psiquiatras empleaban en California para usos terapéuticos. De esta manera Kesey empezó a esbozar las líneas del manuscrito, que complementó con apuntes autobiográficos, a raíz de su experiencia laboral en un manicomio. Alguien voló sobre el nido del cuco se publicó en 1962.

Al año siguiente, Kirk Douglas compró sus derechos y lo llevó al teatro en Broadway. Tras la buena acogida de la obra, decidió llevarla al cine, pero los estudios la rechazaron. Debido, sobre todo, a la temática, que podía generar malestar en el público. La novela es una denuncia a los manicomios e instituciones mentales, una denuncia a cómo se ha tratado a los “locos” a lo largo de la historia. Es, también, un despertar a la libertad de todos los individuos. Finalmente, Kirk transfirió los derechos a su hijo, Michael Douglas, quien dejó en remojo el proyecto, hasta que llegó a manos del director checoslovaco Milos Forman. Al respecto, el director dijo que: Un día me llegó un paquete de California y dentro había un libro. No conocía ni al autor ni el título. Pero cuando empecé a leerlo inmediatamente me quedó claro que era el mejor argumento cinematográfico que había encontrado en los Estados Unidos hasta entonces.

Durante años y años el proyecto quedó en los cajones de los despachos de Hollywood. Todos los grandes estudios declinaron producir la película y sólo United Artisties, con un presupuesto ínfimo y dedicado en su mayor parte a pagar el salario de un Nicholson en la cresta de la ola, se atrevió a llevarla a la gran pantalla. Para sorpresa de todos, la película fue la segunda que más dinero recaudó en 1975, por detrás de Tiburón. La película se llevó cinco premios Oscar: a la mejor película, al mejor director, al mejor actor, a la mejor actriz, así como al mejor guión adaptado. Se convirtió en una cinta de culto en tiempo récord, mientras que la novela quedó relegada a un discreto segundo plano. Una novela a ratos espeluznante, a ratos tierna y otros incluso divertida. Algo que Milos Forman supo captar y trasladar al celuloide. Sin embargo, hubo un aspecto en el que autor y director no se pusieron de acuerdo. Ken Kesey participó en las primeras versiones del guión, pero abandonó el proyecto porque insistía en que el narrador debía ser Chief Bromden, como sucede en la novela, y no Randle Patrick McMurphy, a quien Milos Forman quiso dar mayor relevancia. Esto generó malestar y un fuerte resentimiento por parte de Ken Kesey, quien aseguró no haber visto la película jamás. Salvo este desencuentro, Forman fue fiel al libro y los personajes.

Son, precisamente, los personajes, quienes dotan de credibilidad a la película. Forman se esforzó en realizar tomas de cada personaje y profundizar en su carácter. En las primeras páginas del libro, Chief Bromden nos revela que: resulta extraño este lugar donde los hombres no se relajan ni ríen. El director checo es capaz de trasmitir ese ambiente claustrofóbico e inclemente del libro, que también describe lo lúgubre, gélido y sórdido de los hospitales psiquiátricos. En la novela el protagonista es Chief Bromden, interpretado por Will Sampson, un indio enfermo de esquizofrenia crónica que se hace pasar por sordo y mudo. Es, posiblemente, la única manera de sobrevivir a la autoridad de la enfermera jefe Ratched quien, a través del miedo, consigue manipular y doblegar a los pacientes del hospital psiquiátrico. Milos Forman rechazó varias veces a la actriz Louise Fletcher, a lo largo de 1974, pero finalmente le concedió el papel, a la que también aspiraban muchas actrices destacadas de la época como: Colleen Dewhorst, Geraldine Page, Anna Brancoft, Ellen Burstyn, Jane Fonda o Angela Lansbury. Algo similar sucedió con el papel de McMurphy. En un principio se lo ofrecieron a James Caen pero finalmente recayó en Jack Nicholson. Numerosas opiniones coinciden en determinar su actuación como una de las mejores de su carrera profesional.

McMurphy, a lo largo del libro y de la película, irá dando pasos hacia la liberación del resto de pacientes: primero, proponiendo ver un partido de beisbol; después, secuestrando un barco; y, por último, celebrando una fiesta con alcohol y mujeres. Tras el último episodio de rebeldía, McMurphy es condenado por haber desobedecido las estrictas normas impuestas por la enfermera Ratched. Como castigo es sometido a una lobotomía que lo deja en un estado vegetal, sin voluntad alguna. Por ello, Gran Jefe (Chief Bromden), se compadece de él y lo mata como liberación. En las páginas finales del libro, Bromden lo describe de esta manera: El cuerpo era grande, tenaz, se aferró a la vida. Se debatió largo rato para impedir que se la arrebatase, se agitó tanto que, al fin, tuve que tenderme sobre él cuan largo era y aprisionar entre las mías las piernas que pataleaban, mientras le hundía la almohada en la cara. Permanecí lo que me parecieron días tendido sobre su cuerpo. Hasta que dejó de moverse.

Estos dos personajes tan opuestos resultan, al mismo tiempo, complementarios. Se puede afirman que se conocen desde el principio. Ambos saben que los dos fingen con el único fin de sobrevivir. McMurphy representa la rebeldía y la confrontación mientras que Gran jefe es un superviviente que no quiere problemas. Ambos son conscientes de la realidad. Aunque también lo es Billy, interpretado por Brad Dourif, un joven inseguro y tartamudo que ha tratado de suicidarse varias veces, o Martini (Danny DeVito), o Taber (Christopher Lloyd); o Charlie Cheswick (Sydney Lassick); todos ellos, quienes, a raíz de la llegada de McMurphy, han comprendido que la rebeldía es necesaria para combatir el miedo. Aunque sólo será Gran Jefe quien, al final, se fugue y encuentre la libertad soñada.

Como se ha dicho, la película fue la primera en ganar los cinco Oscar más importantes en más de cuarenta años, algo que no se volvió a repetir hasta el rodaje de El silencio de los corderos, basada en una novela escrita por Thomas Harris y dirigida en la gran pantalla por Jonathan Demme.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*