Básicos infantiles

Por Ana Villamor

Cuando entramos en una librería todos los padres estamos deseando encontrar ese libro que captará la atención de nuestro pequeño. ¿ Pero es posible que un libro enganche a nuestro pequeño de dos años? La respuesta es sí, por supuesto. 

La hemeroteca literaria infantil abarca desde temprana edad títulos imprescindibles como El pollo Pepe, que despierta la curiosidad y hace que los pequeños disfruten con sus desplegables. Un éxito en todas las guarderías. 

Pero este no es único que nos permite introducir a los más pequeños en el mundo de la literatura, porque Por cuatro esquinitas de nada, les enseñamos que hay formas geométricas y que se pueden aprender con gran facilidad, disfrutando del juego a la vez que reforzamos el aprendizaje. Para nadie es un secreto que los padres queremos que nuestros hijos aprendan pero que a la vez puedan disfrutar esa infancia que tan bien recordamos de mayores con una sonrisa en la cara.

Podemos explicarles cómo se transforman algunas cosas y animales con el cuento de La oruga glotona, una oruga muy simpática que come y come sin parar hasta envolverse y dormir para despertar siendo una mariposa.

Es importante abarcar todos los campos, de ahí que si queremos trabajar con ellos las emociones y enseñarles que no es lo mismo la rabia que el miedo o la tristeza, echemos mano de El monstruo de colores, ya que el pobre está hecho un lío con las emociones y hay que ayudarle a ordenarlas. Todo un reto para aquellos que también se hacen un lío como él, pero que poco a poco van enfrascando sus emociones hasta reconocerlas.

Según crecen encontramos libros para aprender a compartir como El pez arcoiris, o sobre la importancia de la diversidad como Elmer, un elefante único y también lo bueno que es cooperar para alcanzar metas como en ¿A qué sabe la luna? Como vemos hay un cuento para cada cosa que se nos pueda ocurrir, por eso es importante que cuando busquemos algo en concreto nos acerquemos a nuestra librería más cercana y preguntemos por ese cuento a medida para trabajar lo que queremos. 

Eso sí, sin olvidarnos de que los pequeños necesitan disfrutar de la literatura y que no sea una obligación.