Asedio en el siglo XXI

Madrid. RevistaGaleradas.ArtículoOpinión

Las calles están prácticamente desiertas en una época en la que la libertad de movimiento prima sobre el resto de las cosas, en un momento en el que parecemos tenerlo todo, aunque en realidad no tengamos nada. Estamos asediados en pleno siglo XXI y tenemos que dar gracias a que no es un asedio militar, aunque sí político debido a que la estupidez humana no tiene límites. Ya lo decía Voltaire: «La estupidez es una enfermedad extraordinaria. No es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás». Y aquí nos encontramos encerrados, pagando por la estupidez de muchos.

Aislados de la rutina, de nuestras libertades y derechos, de seres queridos… Pero, eso sí, con el enemigo entre nosotros. Un enemigo que ha obtenido nuestra rendición a base de asestadas mortales y números que no paran de crecer. Un enemigo que acecha tras la esquina, esperando colarse bajo nuestra piel para hacerse más y más grande. Un enemigo que está cambiándolo todo, que aunque lo acabemos venciendo, ya nada será igual, porque todo será diferente.

Ahora se llama COVID-19, pero en la Edad Media se la conocía como Peste Negra, tras la que 75 millones de fantasmas permanecían en la vida diaria de la población, obligándoles a evolucionar o morir. En el siglo XVIII se le conocía como Viruela y asestó 300 millones de puñaladas mortales, diezmando la población implacablemente. A principios del siglo XX tuvo el nombre de Gripe Española, dejando en un par de años más de 50 millones de cadáveres en el mundo. Cambia constantemente de nombre y de forma, pero siempre vive bajo el paraguas de la pandemia.

Ha vuelto para recordarnos que somos efímeros, que aunque haya un hoy es posible que no haya un mañana y que en nuestra mano está frenar su difusión. También nos recuerda que no hay que llegar al asedio, que antes de entregar nuestra libertad debemos actuar con prudencia y sabiduría. Las imprudencias de muchos las pagamos caras, cortando la economía mundial y pasando a la historia, no como valientes, sino como incompetentes, al no saber utilizar todos los avances y la información para frenar este asedio que llega demasiado tarde.

Ana Villamor, equipo de redacción Galerada

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