Ayudas a la cultura

Revista Literaria Galeradas. Ayudas a la cultura

Por Luis Folgado de Torres

Revista Literaria Galeradas. Ayudas a la culturaSi alguno de ustedes, amables lectores de esta revista, se dedica a buscar «ayudas a la cultura» en Google, se encontrará con 41.700.000 resultados de enlaces en los que no debe perder su tiempo a menos que quiera comprobar cómo, a pesar de las promesas que el Gobierno de Pedro Sánchez ha difundido a través de sus medios de comunicación —los mismo que usted paga con sus impuestos recién subidos—, dichas ayudas no existen. Prueba de ello es la imagen que acompaña a este artículo, donde queda patente cómo ya en 2019 estaban canceladas las ayudas a la publicación de cualquier libro, sin que, por el momento, se haya reabierto la posibilidad de solicitar dichas ayudas.

Pero como quiera que uno es un editor esperanzado y gallardo, en mi móvil tengo dadas de alta las «alertas de Google» con las palabras clave «ayudas a la cultura». No para de sonar la musiquita que avisa de la llegada de estas alertas a mi correo, hasta el punto en que he debido desconectar el sonido procedente de dichas alertas. El detalle es que todas estas alertas provienen de noticias relacionadas con Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y hasta de Portugal, lugares donde los gobiernos no están dispuestos a dejar caer a una industria que es mucho más que un simple negocio; representa la esencia de lo que hemos sido y somos. España es el país que más libros edita de toda Europa y la única nación cuyo gobierno está dispuesto a dejar caer un oficio que da empleo a miles de personas y que difunde nuestro idioma y nuestra cultura por todo el mundo.

Para colmo de desdichas, el dinero que Europa promete para el año que viene —rico maná que no acaba de aprobarse— irá destinado, al parecer, a proyectos de carácter tecnológico y claro, los libros en particular y la cultura en general no tienen el mismo carácter tecnológico que una central de producción de hidrógeno con la que surtir a los futuros coches, por lo que nuestro gobierno de dónde dije digo, digo Diego tiene ante sí la excusa perfecta para no ayudar a las empresas culturales, a las que el virus y las ocurrencias del famoso «comité de expertos anónimos» del Gobierno ha dejado en la UCI y sin respirador.

Ya he dicho que soy un editor gallardo. Criticar a un gobierno progresista en este país por olvidarse de las empresas culturales es motivo de escarmiento público y una razón de sobra para colgarle a uno el sambenito inquisitorial de facha, franquista, fascista y otras lindezas. Pues venga.   

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