Por Nidia Jáuregui
No recuerdo qué hora era, pero los faroles iluminaban las calles de Florencia de tal manera que al caminar sabías con cada paso que todo podía suceder; era una hora nocturna con posibilidades infinitas.
Con los tragos que llevaba encima sentía mariposas revoloteando dentro de mi estómago, así que decidí echarme a correr por las calles. Brincaba las escaleras de las casas, pateaba los cestos de basura y me balanceaba sobre las tomas de agua. Sin aliento paré en la esquina de un parque y me senté sobre la banca. Cuando me recargué había un pequeño bulto detrás de mi espalda. Era una caja. Observé si en los alrededores hubiera alguien buscándola y comencé reírme de solo pensar que alguien esperara encontrar una caja siendo quien sabe qué hora de la noche.
La abrí y había una taza con dibujos de rosas de varios colores pastel, y al fondo donde se asientan los restos de té tenía grabada una frase. «Contigo esto es más que el último sorbo de café».
Mi cabeza nadaba entre espuma, no alcanzaba a creer lo que había encontrado. Además de la taza, había una carta y una rosa.
Abrí la carta y la leí:
A 13 de abril del 2011, en Florencia, Italia.
Querida Alina:
Me tiembla la mano con la que escribo este mensaje de sólo pensar que tus preciosos ojos leerán esto que sale corriendo de mi corazón. Supe que te casarás mañana con el joven que te acompañaba a tus clases de alemán. Te vi salir con él de la nevería esta tarde y en tu mano estaba una sortija.
Si te hubiese visto sonreír mientras él te contaba una historia no me hubiera atrevido a escribirte.
No lo amas, no sé porqué te vas a casar con él si no te hace feliz. No te pido que lo dejes a él y vuelvas conmigo. Eso sólo pasaría si tú así lo quisieras. No lo amas, sé que no lo haces. No te brillan los ojos cuando lo miras. No buscas que su roce, sino que te apartas cada vez que puedes.
Podrás mentirle a él y engañar a todos, pero no a mí. Te conocí tanto que hasta sé cómo morderás tus labios al leerme.
Alina, ¿vivirás las horas más importantes de tu vida con alguien que no le interesa si sus corazones laten al compás?
Espero darte esta carta a tiempo. En la caja debes encontrar una rosa y una taza. Si decides seguir con él quédate con la taza, es mi regalo de bodas. Si no lo haces, quiébrala y vete a donde te diga tu corazón.
Con todo mi amor, Matteo.
Sobre las nubes comenzaba a amanecer. Los pájaros salieron de entre los árboles, y doblé la carta, guardé la taza dentro de la caja. Jamás sospeché descubrir una historia romántica de esa manera, y ahora no sabía qué hacer con los objetos. Si la dejaba sobre la banca tal vez llegaría alguien que se la adueñara, y si la llevo conmigo nunca la encontrarán en su sitio.
De modo que saqué un pedazo de papel de mi bolsillo y escribí una nota:
Alina, tengo la caja de Matteo.
Es urgente que la recibas.
Por favor, ven por ella a Borgo Ognissanti, 48
Pegué la nota en el respaldo de la banca y me dispuse a caminar unas cuadras hasta llegar a casa con el sol vigilándome entre las frescas nubes.
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