La violencia al seno del hogar, el sitio que debería ser el bastión donde los seres humanos nos sintamos siempre seguros y amados es, por desgracia, una de las enfermedades más comunes de la sociedad. Epidemia que no respeta fronteras ni eras, que se extiende a todos los estratos culturales y económicos, lacera a las personas y deja cicatrices indelebles. La peor manifestación de esta patología social es el ataque sexual violento a los menores. Niños y niñas abusadas por miembros de su familia, muchas veces los propios padres. De este tema universal, omnipresente y crudísimo trata la novela de Charo Mejía, madrileña avecindada en la bellísima ciudad de Cáceres, bajo el sugerente título 100 páginas para olvidarte. La protagonista, Carla, recuerda, desde una vida adulta aparentemente perfecta y envidiable, los momentos infernales que, bajo el techo paterno, vivió durante su infancia y adolescencia. La narración salta de ese paraíso en que Carla es una escritora exitosa, protegida y querida por un editor que parece de cuento de hadas, y gozando de la adoración incondicional de un hombre y la amistad perfecta con su siempre leal amiga Adela, al oscuro pasado que no consigue superar.
La autora revela, en esta primera novela, su talento para alternar los tiempos narrativos sin perder al lector, así como su capacidad para conmoverlo.
Meditaba en este tema al cerrar la última página de este libro, mientras en la capital de mi país cientos de mujeres se manifestaban en contra de la violencia de género. Me hallaba en la paradisíaca ciudad mexicana de Cuernavaca, asistiendo a la Feria del libro. Me despertó una voz de mujer gritando ¡No, otra vez no! No supe si provenía de alguna habitación del hotel, de una casa vecina, o de un mal sueño provocado por la lectura. Desgraciadamente, por la mañana me enteré de que había sido real, justo en la habitación contigua. Tan real que convierte a esta novela en un referente, en un libro para reflexionar sobre el aquí y ahora.
Bertha Balestra, Revista Galeradas
Dejar una contestacion