Larra, Mariano José: «Dos liberales o lo que es entenderse».

ReportajeartículoLarra.RevistaGAleradas.DifusiónLiteraria

La Guerra de la Independencia es el marco histórico- político en el que nace Mariano José Larra en 1809. Su infancia estuvo marcada por el exilio debido a los ideales  de su padre, un médico burgués afrancesado y liberal; regresando de ese exilio en 1821. Siempre se interesó por la realidad política de su país, demostrando en sus artículos su conocimiento en esta área.

Vamos a profundizar en un artículo de Larra titulado Dos liberales o lo que es entenderse, un artículo sobre las ideas políticas de su tiempo, política que queramos o no, hoy en día está tan presente en nuestra vida.

El artículo describe a los liberales de un lado y de otro, la primera carta del artículo publicado en dos entregas, corresponde al liberal moderado escarmentado de los sucesos políticos de esos años. Menciona sucesos concretos y se refiere a sí mismo como un emigrado. Cuando dice que nacimos en el 12, hace referencia a la constitución de 1812 tras la Guerra de la Independencia, derrocada en 1814 por Fernando VII que implanta el absolutismo «nos fuimos en el 14, volvimos en el 20 y escapamos en el 23». Luego llegaría de la mano de Riego el Trienio liberal de 1820 a 1823, que es un intento frustrado de las fuerzas políticas para dirigir el país.

La carta comienza dirigiéndose a Fígaro, en la que directamente dice que es liberal desde niño y menciona las controversias que produjo la constitución del 1812 y la supresión de la misma por Fernando VII. Recuerda que con la constitución vino él, es decir que los liberales vinieron al país y estuvieron en él hasta la llegada del Rey. Volviendo  más tarde durante los años del Trienio Liberal.

Después de esos años, Fernando VII perseguiría a los liberales, refugiándose la mayoría en Francia, no aplacándose la persecución hasta la regencia de su esposa María Cristina. La reina regente se apoyó en los liberales para asegurar el trono de su hija Isabel II; por eso los liberales moderados eran partidarios de Isabel y se aferraban a su empleo público ayudando a la regente, les interesaba formar parte de ese gobierno para su propio beneficio.

ReportajeartículoLarra.RevistaGAleradas.DifusiónLiterariaAcusa a la política que usó mal la libertad de imprenta costándoles idas y venidas del poder. Pero afirma que ya están escarmentados políticamente, que se han enmendado. Defiende un liberalismo de poco a poco y critica a Fígaro por sus artículos de oposición directa, pues los moderados consideran que van lentos pero seguros. Por eso llega incluso a amenazarle, diciéndole que si sigue amenazando al gobierno él mismo se encargaría de correr el bulo de  que está vendido a los Carlistas, es decir a los absolutistas.

Larra se protege bajo el nombre de Fígaro, para mostrar la frustración de un país irremediablemente hundido por la ignorancia y los partidismos. Por eso hace tanta mención a la libertad de imprenta, a la que echan la culpa a pesar de que muchos no saben leer, pero realmente se debe a la ignorancia y ese afán político radical.

Retrata la sociedad española de la que es testigo, con los males que asolan el país en una situación política compleja.  Ya en El pobrecito hablador describe a una España pobre, sujeta al régimen absolutista  en el que priman los intereses de los  nobles y la iglesia. Tras los intentos fallidos de los liberales, llega la Década Omniosa con la censura de prensa y el régimen señorial. Larra vive el absolutismo de los últimos años de Fernando VII y los primeros de Isabel II, en medio de la guerra civil.

Observa José F. Montesinos que en  Larra, haciendo referencia a El pobrecito hablador  «hay una repulsa de la literatura de costumbres superficial, insustancial, toda entregada a la descripción de cosas efímeras y sin interés. Está claro que lo que cuenta para Larra es el estudio del hombre y de la sociedad, y así, al hacer historia, todo se le vuelve costumbrismo»1

Este punto de vista profundo de Larra,  le aporta un asiento como espectador privilegiado en la transformación administrativa de España, la organización territorial en provincias  y el nuevo reparto de la propiedad agrícola. Estaba comprometido con el país e intentó mejorarlo a través de sus artículos periodísticos con esa crítica satírica característica suya. Denunciaba la falta de libertades, el retraso de España y la corrupción, llegando a participar en la política, aunque jamás llegó a tomar posesión de su escaño como diputado.

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Va caminando desde la ironía inicial de sus artículos al pesimismo de los finales. Vive en un país enfrascado en disputas políticas entre absolutistas y liberales, carlistas e isabelinos, pudientes y gente llana, la iglesia y los intelectuales. En 1837 España apenas tenía impulso de modernización, estaba sumida en una bache político y social, es un país nublado, en ruinas, abatido, que Larra describe desde la melancolía de Fígaro como imagen viva de la misma España de la época, Larra se desgarra en ese año.

Escribir era para él una herramienta de progreso, representando el paso del neoclasicismo al romanticismo. Utiliza técnicas como la oposición de personajes, que en este caso se complementa con la segunda parte del artículo, la carta del otro liberal. El cual amenaza también a Larra para que escriba sobre su causa:

«En atención a estos datos, suplico a usted que se sirva no dejar dormir su pluma en ese camino de la oposición, en que ha marchado con tanta gloria; en la inteligencia de que si usted afloja, yo y los míos haremos correr por todas partes la voz de que se ha vendido usted al Ministerio.

Esto no marcha, y sólo una oposición sostenida puede salvarnos. A ellos, pues, señor Fígaro, y dóblelos usted a sátiras si quiere conservar el aprecio de su segundo servidor.»2

El simple hecho de mostrar las opiniones de los liberales mediante cartas de estos a Fígaro, ya supone  una técnica, que pone en voz de terceros pensamientos políticos; a la vez que  traslucen tres dimensiones del yo: el yo íntimo, el yo político y el yo comprometido. Ayuda el uso de la personalidad periodística de Fígaro, que es su representación del yo comprometido.

Se apoya en el uso de la ironía para elaborar una sátira política de los dos liberalismo, no postulándose a favor de ninguno, pero poniendo en evidencia los defectos de ambos y sus metas políticas; que en el primer artículo vemos no quieren grandes cambios, sino que defienden el poco a poco desde el poder, ya que están escarmentados de las idas y venidas del pasado.

La literatura de Larra trascendió más allá de su época, impulsando a futuros escritores, como se ve en la Historia de la literatura española «La fama de Larra no acabó con su muerte y, sobre todo, su actitud ante las cosas de España fue motivo de una abundante fortuna póstuma, conjunto en el que destaca la generación del 98 de quién Larra fue ese guía…»3.

El estilo de Larra, es un estilo de contacto con la vida, nos muestra los ideales y escenas que le rodean, de una forma natural pero profunda, que nos hace ver más allá de un simple cuadro;  nos hace llegar a los pensamientos de las personas de su tiempo. Aunque su forma de escribir considero que es asombrosa, personalmente considero que su abundancia de detalles políticos me abruma, sobre todo porque  la política está demasiado presente en nuestra sociedad actual.


Ana B. Villamor, Revista Galeradas

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