Hola Ernesto, cuéntanos por qué empezaste a escribir y cuándo
Desde niño, siempre me gustó escribir, disfrutaba cuando los deberes consistían en hacer una redacción. Además, estudié una carrera de letras, filosofía, y mi trayectoria profesional se ha desarrollado en torno al mundo de la comunicación periodística, por lo que puedo decir que vivo de la escritura. El salto a la literatura se produjo cuando comenzó a fraguarse en mi cabeza una historia muy particular, que hizo que abandonara el relato que tenía en ese momento entre manos –cuyo argumento pienso retomar en mi próxima novela– y que finalmente acabó convirtiéndose en mi primer libro, 76 kilómetros.
En tu escritura tratas el contrabando entre Galicia y Portugal. ¿Te inspiras en hechos reales?
La base del libro son las historias sobre el contrabando entre Salamanca y Portugal que conocí a través de un familiar muy cercano, oriundo de esta provincia fronteriza española. El tema me atrapó desde el primer momento, lo que me llevó a documentarme e investigar sobre ello, tanto en esta zona como en otras fronterizas con el país luso, con objeto de familiarizarme con el ambiente y la terminología del tráfico ilícito. Conozco Galicia porque soy un enamorado de esta tierra y paso mis veranos en Tui (Pontevedra) desde hace mucho tiempo, de ahí que decidiera trasladar la acción aquí. Espero haberlo hecho con acierto porque, a diferencia de la mucha información que hay sobre el contrabando en Galicia tanto en la posguerra como a partir de los años 70, apenas hay nada sobre el período al que se refiere la novela, finales de los 50 y principios de los 60.
Tu obra 76 kilómetros, ¿qué trata además del tema anterior?
Aunque de diferente forma, el contrabando está en el trasfondo de las dos tramas paralelas que sustentan el libro: por un lado, la investigación por parte de un frío guardia civil de tortuoso pasado de un brutal asesinato, y por otro, una desgarradora historia de búsqueda personal, cuya protagonista buceará en su pasado para tratar de esclarecer unos hechos que cambiaron la vida de su familia para siempre. Y ambas historias, unidas por un mágico cuento, la leyenda del pasadizo de la reina.
¿Qué destacarías de la historia?
Que se desarrollen varias historias de forma paralela, en distintas épocas y lugares, hace que la novela resulte bastante amena. Además, empleo diversos géneros literarios, lo que le da cierta agilidad y un ritmo muy cinematográfico. También creo que los personajes tienen fuerza y resultan creíbles.
¿Qué parte es la que más te ha costado escribir o a la que has dedicado más tiempo?
En primer lugar, dediqué tiempo a encontrar el narrador más adecuado para la trama. Al final me decidí por dos que se van alternando: uno omnisciente y Susana, una de las principales protagonistas del libro. La parte en la que incluyo varios informes policiales resultó, por su parte, bastante laboriosa, ya que exigía un lenguaje muy específico y un riguroso tratamiento de datos y fechas. Por último, introducir un cuento dentro de la historia que la articulara de principio a fin, pero que, a su vez, tuviera entidad propia, encerró también cierta complejidad.
En la portada vemos un río. ¿Qué papel representa en la obra este paisaje?
La foto de la portada es del Miño visto desde una de sus playas fluviales. El libro empieza en el Miño y acaba en él, es el telón de fondo de toda la historia y el que la abre y la cierra. Este río quizá sea el gran protagonista de 76 kilómetros, cuyo título alude al trecho que hace de frontera natural entre España y Portugal, lo que se conoce como Tramo Internacional.
Y por último, ¿por qué crees que la gente debe leer 76 kilómetros?
Porque se trata de una historia de intriga, creo que bastante entretenida, sobre el mundo del contrabando entre Galicia y Portugal, pero en una época –finales de los años 50 y principios de los 60– que ha sido poco tratada en la literatura.
Gracias por acercarnos un poco más a tu obra y su construcción. Te deseamos mucho éxito
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