Esta novela de Benito Pérez Galdós se publicó por primera vez en 1876. Pertenece a sus novelas de tesis, poniendo en tela de juicio los valores morales, éticos y religiosos de su época; a través del humor, que se manifiesta sobre todo en los nombres de los personajes y los topónimos.
Para explicar la obra correctamente, hay que tener en cuenta el contexto en el que se escribió. En el siglo XIX España estaba inestable política y socialmente, se intentaba destituir al gobierno con levantamientos militares. En el ámbito urbano se estaban llevando a cabo transformaciones sociales, a través de la clase media de la burguesía; mientras que en el ámbito rural predominaba la tradición y las costumbres religiosas, la Iglesia aumentaba las revueltas debido a la desamortización de sus bienes. Hay que añadir la presencia de las guerras carlistas durante todo el siglo, con la dicotomía política entre liberales y monárquicos; además la Revolución Gloriosa y la primera república en 1873 ampliaron estas diferencias políticas, que no se estabilizaron hasta la Restauración de 1876.
En este ambiente social y político inestable escribe Galdós su obra, por lo que argumento se ajusta perfectamente a esa dicotomía de pensamiento de la época. En Doña Perfecta, vemos la tradición en una vecina viuda de Orbajosa, pequeña ciudad provinciana inventada por el autor, que tiene acordado con su hermano un matrimonio concertado entre los hijos de ambos, para preservar el patrimonio familiar. El protagonista es todo lo opuesto a la tradición, educado en un ambiente progresista, está dispuesto a conocer a su prima para ver qué pasa, pero los valores tradicionales de su tía y gran parte del pueblo le sacarán de quicio.
Claramente se observan dos entidades diferentes en la obra:
-La sociedad rural de Orbajosa, en la que residen grupos conservadores, religiosos y tradicionalistas. Espejo de doña Perfecta, don Inocencio y la mayoría del pueblo.
-La ciudad de Madrid, de donde procede Pepe Rey, con numerosos grupos liberales, centralistas y progresistas, reflejados en el protagonista y en Pinzón.
El ambiente de la obra ayuda a la caracterización de los personajes, desde un primer momento cuando el protagonista llega a Villahorrenda, van apareciendo lugares que sorprenden con sus nombres. Son topónimos que no se corresponden con la realidad, nombres bellos que intentan ensalzar los paisajes de la zona, pero que exageran la realidad de las tierras de Orbajosa y sus alrededores. Por ejemplo el «Cerrillo de los lirios», merece para Pepe Rey más el nombre de «Cerrillo de la desolación». Lo mismo ocurre con los nombres de los personajes, vemos que don Inocencio no tiene nada de inocente y doña Perfecta, no es para nada la perfección. Es un uso claro de Ironía en la novela.
Para asociar la obra al realismo, debemos recordar que este busca la imitación de la realidad, a través de lo cotidiano. Esto lo observamos en las discusiones familiares entre Pepe Rey y doña Perfecta, la casa de doña Perfecta, nos hace caer en esa cotidianeidad de la vida doméstica; además las guerras civiles están también presentes en el ámbito de Orbajosa con la aparición de los militares. Es realista porque intenta mostrar la realidad social y política de una ciudad (Orbajosa). Pero el autor se mantiene fuera de esa realidad, contraponiendo los dos ambientes sin situarse a sí mismo en ninguno de ellos. Ayuda a ese realismo, las descripciones detallistas que hace, tanto de los paisajes como de los retratos de los personajes a lo largo de la obra.
Los personajes en sí mismos, se caracterizan por un gran determinismo en sus ideologías, en parte por el lugar donde han crecido. Esto nos acerca más a los personajes, y nos hace comprender su forma de pensar, estemos o no de acuerdo.
Analiza la cruda realidad que envuelve la sociedad de la época, sobre todo a través del personaje de Pepe Rey, que está en contra de toda Orbajosa. Debido a sus ideales no puede elegir ganarse a su tía, ya que ella le odia, al igual que el resto de vecinos. Con este análisis pretende demostrar la hipótesis de que en los pueblos y pequeñas ciudades se encuentra lo peor de la sociedad. Una sociedad que se aglomera en el personaje de doña Perfecta, que ayudada por don Inocencio juzgan los ideales de ciudad de Pepe Rey sin tener conocimiento real de la ciudad misma y lo que allí ocurre.
Galdós utiliza la figura del protagonista como modelo de educación, aunque no se trata de una novela didáctica, pretende mostrarnos un modelo de buen ciudadano. Lo trata como a un héroe, que al principio no es más que un simple hombre, dispuesto a cumplir con el mandato de su padre. Pero ese hombre cambia debido a sus creencias progresistas en contra de toda una población, le hacen sacar al héroe interior que defiende sus ideas por encima de todo, no es que no crea en Dios, pero considera que no es necesario ir a misa todos los días; representa el razonamiento ante las costumbres impuestas por tradición, cree en una relación sincera individual con la divinidad. Se muestra anticlerical, pero no antirreligioso.
En la novela los personajes tienen caracteres muy marcados como ya hemos visto, lo que provoca en el lector afinidad y antipatía hacía ellos. Pero la prosa que utiliza para narrar los hechos es sencilla, con numerosos diálogos fluidos que aportan dinamismo a la obra, parece que estamos viendo una película que se desarrolla ante nosotros fluidamente. Nos muestra un pequeño combate de una guerra con un final triste, en la que siempre hay un perdedor.
Debemos hacer mención además al título de la obra, que denota la gran importancia del personaje de doña Perfecta, ya que es el eje central de la obra; en torno a ella giran el resto de personajes. Representa los ideales conservadores y tradicionales de todo un pueblo; los defiende por encima de todo, destacando la importancia de su personaje como oposición a los ideales progresistas del protagonista, que a pesar de ser familia, no duda en quitarlo de en medio. Es claramente un reflejo de la sociedad de su época, que nos muestra a través de unos personajes llenos de realismo; perdiendo los ideales de Pepe Rey (que son los del propio autor), mostrando así las dificultades a las que se enfrenta España, con esta dicotomía social.
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