Por Rosalía de Santos
Nueva entrega de las historias románticas en la Nueva Zelanda colonial. Después de hacer leído bastantes libros de esta autora, nos encontramos una obra siguiendo la misma línea y tónica que en las anteriores, con una salvedad: el salto en el tiempo.
Es la primera vez que Lark usa ese elemento narrativo para contar dos historias paralelas, aunque quizá de una manera ya usaba muchas veces: a través de un diario antiguo. Pese a que no es un elemento nuevo, sí que cumple su función de conducir la historia. Nos encontramos a la protagonista, Steph, que en su profesión de periodista se traslada a Nueva Zelanda para investigar la vida de una maorí y un asesinato en extrañas condiciones, del que descubrirá más de lo que en un principio pudiera pensar. Al usar este recurso, es imposible no recordar Palmeras en la nieve de Luz Gabás. O al revés, si primero se lee esta. En ambos casos, la protagonista femenina encuentra un diario antiguo y viaja a conocer la verdad, donde irá acompañada de un atractivo hombre, al que al final estará más unida de lo que creía.
Lark, especialista en relaciones amorosas, sin caer en la vulgaridad, trata la lucha de clases, donde siempre hay un gran sacrificio y un gran castigo y sufrimiento; pero del que poco a poco se sale, gracias al amor. También refleja la diferencia en los modos de vida de la cosmopolita periodista alemana con el hombre atractivo arraigado a las tradiciones de su pueblo maorí.
En definitiva, es un libro para los fans de Sarah Lark, aunque ya saben lo que se van a encontrar. No deja de ser una historia de amor, que se plantea con total claridad en los primero capítulos, bien tratada y también hay que reconocer el mérito de la autora por mantener a tantísimos lectores después de más de una docena de títulos con desarrollos muy parecidos.
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