Cada vez es más habitual encontrar autores que practican tipos de escritura que son habituales fuera de sus fronteras. Al igual que es habitual encontrar lectores que leen géneros típicos del otro lado del mundo, este es el caso del Haiku.
El Haiku es un tipo de poesía breve japonesa, cuyos poemas están formados por 17 sílabas, distribuidas en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas. Aunque hay que matizar que el reparto silábico no es exacto en algunas ocasiones ya que son segmentaciones fonológicas japonesas.
Son poemas que transmiten emociones o asombro, debido a su brevedad, son directos y hacen uso de la exaltación como medio de expresión. El tema principal es la contemplación de la realidad que rodea al escritor, normalmente en un espacio natural.
La tradición japonesa invita a que se haga mención a la estación del año en la que se escribe, ya que está vinculada con la naturaleza y también con las emociones humanas.
Su origen se remonta al budismo zen y el taotismo, como medio de difusión de su filosofía, que ayudaron a popularizar su uso en Japón, llegando a transcender en el siglo XX a occidente, sobre todo al mundo anglosajón primero y al resto de Europa luego.
En la literatura hispana tenemos retazos de su cultivo en Argentina, Colombia, Chile, Ecuador y España. Uno de los que se interesó por este género fue Antonio Machado, que lo introdujo en nuestra literatura con una simbiosis entre la forma japonesa y la tradición poética española. Podemos observar esa simbiosis en Soledades y Nuevas canciones.
El género tuvo transcendencia luego en autores como Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén, García Lorca o en las greguerías de Ramón Gómez de la Serna. Llegando a integrarse en la poesía española en composiciones mixtas que darían lugar a escritores contemporáneos que recuperarían la forma clásica del Haiku japonés.
En definitiva, leer otras formas de literatura nos hace ser conscientes de cómo han influido en nuestra propia literatura y se han mezclado con una maestría de la que solo los escritores que conocen lo que tienen entre sus manos son capaces de mostrar.
Celia López, colaboradora Revista Galeradas
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