La literatura infantil utiliza recursos para captar la atención de los más pequeños que destacan por su genialidad, este es el caso de los fliporamas. A los lectores de Sito Quesito o el Capitán Calzoncillos, no hace falta explicarles que son, ya que es algo habitual entre sus páginas.
Los fliporamas son dibujos que toman vida al mover las páginas de una forma concreta. La versión sencilla la hacíamos de pequeños al dibujar el esquema de un muñeco en distintas posiciones en páginas diferentes, que al pasarlas rápido adquiría movimiento. Hay que reconocer que los fliporamas actuales son más elaborados, simulando un salto, o una caída, pero siempre con un tono humorístico relacionado con la historia.
Lo cierto es que funcionan, los niños devoran páginas de lectura en busca del siguiente fliporama, para agarrar la esquina de la página y moverla como locos hasta que los dibujos cobran vida. Son divertidos, son ingeniosos y son una pausa en la lectura muy agradable. Nosotros apostamos por los fliporamas, porque queremos que haya más en los libros infantiles y que los niños vean la literatura como un juego en el que pasárselo bien, que esas pausas divertidas contribuyan a que haya más lectores infantiles, que casi con seguridad serán lectores adultos. ¡Sí a los fliporamas!
Ana B. Villamor, Revista Galeradas
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